Buscando las Raíces Hebreas:
Fariseísmo o Judaísmo Bíblico?
por Nehemia Gordon
En Mateo 15, los discípulos se sentaron a comer pan sin lavarse las manos conforme a la antigua tradición judía. Al ver esto, los fariseos se dirigieron a Yeshúa con una acusación: "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan." (v.2). Yeshua respondió: "¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?" (v.3).
Cuando la mayoría de los "cristianos evangélicos" leen esto, se convencen de que Jesús les está libertando de las "ataduras" de la Toráh. Que el antiguo convenio requería un ritual de lavamiento de manos antes de comer, pero que Jesús vino y libertó a los cristianos de este ritual.
¿Será que Yeshúa realmente anuló la Toráh en Mateo 15? ¿O al menos determinadas partes rituales de la Torá? ¿Cómo podría ser esto, si Yeshúa mismo dijo: "No penséis que he venido a destruir la ley... hasta que el cielo y la tierra pasen, ni una jota ni una tilde pasará de la ley." (Mateo 5:17-18)
Si Yeshúa no vino a abrogar ni una jota ni una tilde de la Ley, ¿por qué defendió a sus discípulos cuando comieron sin lavarse las manos? Antes de poder contestar esta pregunta, debemos determinar dónde la Toráh nos ordena lavarnos las manos antes de comer. ¡En realidad no existe tal mandamiento en la Toráh! Esto es sorprendente, porque cuando los judíos ortodoxos se lavan las manos antes de comer, rezan la bendición: "Bendito eres tú, Señor, rey del universo, que nos ... has mandado lavarnos las manos."
¿Por qué sería que los judíos ortodoxos en todo el mundo y en toda la historia bendicen a Dios por mandarles que se laven las manos, cuando no se encuentra tal mandamiento en la Toráh? A mí me criaron como judío ortodoxo devoto, y esta es una de las preguntas que yo le hacía a mis rabinos ortodoxos mientras crecía. Mis rabinos me explicaban que la obligación del lavamiento de manos es una "promulgación" instituida por los Rabinos hace más de 2000 años. Me explicaron, además, que la "Toráh Oral" manda obedecer a los rabinos y que al obedecer a los rabinos, indirectamente estamos obedeciendo a Dios. Así que la bendición que Dios nos mandó lavar las manos es en realidad una declaración de nuestra obediencia a la autoridad divina de los rabinos para promulgar nuevos mandamientos.
Al que no esté familiarizado con el judaísmo ortodoxo, esto puede parecer increíble. Pero la clave para entender esto es el concepto antiguo de los fariseos: la "Toráh Oral." Los judíos ortodoxos creen que durante los 40 días y 40 noches que Moisés estaba sobre el Monte Sinai, Dios le entregó una segunda Toráh, la cual fue trasmitida oralmente. La creencia en esta Toráh Oral (también llamada "Ley Oral") es la doctrina básica que define a los judíos ortodoxos modernos y a los antiguos fariseos (Talmúd Babilónico, Sabbath 31a; Josefo Flavio, Antigüedades de los Judíos 13.10.6).
La Toráh Oral demanda obediencia a los Rabinos Fariseos y les otorga la prerogativa de crear mandamientos nuevos llamados "takanot" (promulgaciones). Los judíos ortodoxos modernos y los antiguos fariseos tienen a la obediencia a dichas promulgaciones rabínicas por obediencia a Dios, y en cierta manera hasta más importante que los mandamientos de la Toráh. El Talmúd dice así de los mandamientos rabínicos: "Tengáis más cuidado referente a las promulgaciones rabínicas aún más que a la Toráh. Porque cualquiera que viole una promulgación rabínica es merecedor de la muerte." (Talmúd Babilónico, Eiruvin 21b)
El problema con las promulgaciones rabínicas es que la misma Torá (escrita) ordena: "No le añadiréis al asunto que yo os mando hoy, ni le disminuiréis nada de él" (Deuteronomio 4:2). ¡Pero las promulgaciones rabinicas humanas son añadidura a la Toráh! Aparentemente esto es lo que Yeshúa quería decir en Mateo 15, cuando contrastó fuertemente las "tradiciones de los ancianos" con el "mandamiento de Dios." Las "tradiciones de los ancianos" hechas por el hombre "anulan" al mandamiento de Dios." Isaías 29:13 le llama a estas leyes humanas "mandamientos eruditos de los hombres" o como fue parafraseado en Mateo 15:9 "enseñando por doctrinas los mandamientos de los hombres." Yeshúa no se oponía al "mandamiento de Dios" en la Toráh, peró sí a los "mandamientos humanos" y a las "tradiciones de los ancianos" inventadas por los antiguos fariseos y enseñadas aún por el judaísmo ortodoxo moderno. Yeshúa defendió al judaísmo bíblico pero rechazó las innovaciones introducidas por el fariseísmo.
Si Yeshúa se oponía a las innovaciones de los fariseos, ¿qué quiso decir en Mateo 23:2-3 cuando dijo: "Los escribas y los fariseos se sientan en la cátedra de Moisés: por tanto todo lo que
ellos os digan que hagáis, eso observad y haced"? Según estos versículos, los fariseos tienen autoridad mosaica, tal como lo enseña la Ley Oral. Además, "todo lo que os digan que hagáis, eso
observad y haced." ¡Todo lo que enseñan los fariseos, incluso sus leyes humanas, el discípulo de Yeshúa debe obedecer! Durante siglos esta declaración ha confundido a los lectores del
Evangelio de Mateo. ¿Cómo pudo Yeshúa enseñar la obediencia a los fariseos en Mateo 23, si se opuso a las tradiciones de los ancianos en Mateo 15?
Asiento de Moisés Excavado de
la Antigua Sinagoga en Corazín, Israel
Esta pregunta tiene aplicación importante para los discípulos modernos de Yeshúa. Los rabinos ortodoxos modernos conservan la ordenación que se remonta en una cadena contínua hasta los
rabinos fariseos del primer siglo. Esto significa que un discípulo fiel de Yeshúa de hoy día tendría que obedecer todas las reglas y los reglamentos enseñados por los rabinos ortodoxos
modernos, porque ocupan la cátedra de Moisés. Parcialmente basándose en Mateo 23, muchas de las personas que buscan las "raíces hebreas" del cristianismo de hecho han adoptado las tradiciones
y prácticas rabínicas. Pero, ¿debería dicha búsqueda de "raíces hebreas" llevar al verdadero discípulo de Yeshúa al fariseísmo, o al judaísmo bíblico? La respuesta a esta pregunta se puede
hallar en la versión antigua hebrea del Evangelio de Mateo.
Una porción de un manuscrito de la versión hebrea del Evangelio de Mateo.
En mi nuevo libro, El Yeshúa Hebreo frente al Jesús Griego, investigo el antiguo texto hebreo del Evangelio de Mateo encontrado en manuscritos ocultados por largo tiempo en los archivos de escribas judíos. Mi investigación revela que el texto griego de Mateo (que es más "moderno") del cual las versiones del mundo occidental fueron traducidas, presentan "otro Jesús" diferente al Yeshúa descrito en la antigua versión hebrea de Mateo. Esta antigua versión hebrea de Mateo ofrece entendimiento nuevo sobre el conflicto de vida y muerte que tuvo Yeshúa con los fariseos, cuando ellos conspiraban para asirse de las riendas del judaísmo en el primer siglo, y pone en perspectiva ese conflicto tanto para el judío como para el cristiano.